¿Se puede escribir con sinceridad. sin miramientos, a tumba abierta? Tal es la apuesta insoslayable de este libro que puede provocar la complicidad o el rechazo del lector, pero que con toda seguridad no lo dejara indiferente Rompiendo el acartonamiento de los géneros y de los estilos, estos ejercicios descarnados nos muestran como un alma madura vuelve sobre su propia memoria o sobre la cotidiana estupidez que la rodea para echar una mirada desencantada sobre el mundo de los otros, que también es su mundo propio. Se recupera para el lector la visión del niño que el autor no fue, para mirar alrededor con ingenuidad, justamente cuando ya no parece posible ser ingenuos Lynch escribe no "sobre" o "acerca de" una circunstancia, sino al dictado de esa misma circunstancia. Cumple así la olvidada consigna de Novalis cuando advertía que "La Filosofía es la prosa ". El resultado es una escritura sin mediación y sin proyecto, que poco a poco va generando en torno de la lectura una poderosa sugestión. Visto de una manera más llana Prosa y circunstancia es también una tentativa de recuperar la escritura del genuino ensayo literario, cuyo modelo quedo instituido por Montaigne a comienzos de la llamada época moderna y que hoy parece ahogado por la retórica del academicismo El pretexto del autor es lo de menos si de lo que se trata es de exponer con agudeza y sin pudor la nutrida galena de los propios prejuicios sobre la vida intelectual, las mujeres, la soledad, las diferencias de clase, el nacionalismo, el tiempo y la muerte, sobre la amistad traicionada y la estupidez. En suma. un libro provocador, "políticamente incorrecto", punto de partida para la necesaria revisión de la experiencia de una generación que ve inminente su definitiva entrada en la madurez.

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