Aun entre demonios, Sancho los hay unos peores que otros… ¿Pudo existir realmente una obra previa a aquella primera parte del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha que Cervantes Saavedra llevó a la imprenta en el año 1605? ¿Y es verdaderamente posible que en ella se presentase al hidalgo como un hombre tan obsesionado por las historias de zombis y de zombificados que se contaban en las tierras donde habitaba, que decidió hacerse nada menos que perseguidor de no-muertos, a la manera que se explicaba en dichos libros, tal y como se afirma categóricamente en algunos cenáculos literarios? ¿Y quién era el tal Házael G. González, que firmó dicho texto atribuyéndolo a Cervantes pero afirmando que lo que ese escritor publicó finalmente fue una versión modificada y muy suavizada de aquel primer texto original? ¿Y qué hay de cierto en las fragmentarias historias, consideradas por muchos apócrifas, que narran encuentros entre el mismo Cervantes y los muertos que andan, justificando así la temprana afición del insine escritor por ese género?

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