Este libro es un reflejo de cómo los docentes y estudiantes han vivido la crisis de salud por el confiniamiento que ha trastocado la labor de las aulas y llevado a los docentes a reformar sus prácticas diarias, a sumir retos, cambiar estrategias y adecuar los programas según sus posibilidades y las de los estudiantes. Es una invitación aver el espacio educativo con empatía y solidaridad, donde cada uno desde su trinchera lucha con las dificultades tecnologícas , así como la manera en que desordena la familia y la mente de quienes estamos en la solidaridad, a ser mas humanos y empáticos , a conocer la verdadera vocación del docente y a valorar la importancia de ese contacto humano que se dejó en pausa para trabajar a través de una pantalla donde ese calor no desaparece, pero no se siente.