Nuestro punto de partida podría enunciarse sintéticamente como la necesidad de cambiar las premisas acerca de lo humano que la globalización, el proyecto neoliberal y la racionalidad científica, nos han endosado como recursos para pensarnos. Es ésta una condición necesaria para producir los cambios en los marcos conceptuales que nos permitan formular otras preguntas acerca de lo que acontece en nuestro cuerpo. Parafraseando a Freud refiriéndose al pequeño Hans, preferimos "aferrarnos a ese fragmento de verdad de una teoría conquistada" y sortear así la angustia de nuestro desamparo, y qué mejor si esa teoría está construida con la minuciosa y estricta vigilancia de una razón verificada aunque, absurdamente, paguemos el precio de resignar nuestro mundo íntimo, como si por ello dejara de insistir. El discurso de la salud no considera a un sujeto, más bien lo obliga a sus coordenadas, a sus mandatos; lo oculta, lo calla, pero no obstante, éste se reivindicará aunque sea con las resonancias del silencio en el que fue sumido. Así, a lo largo de este libro, intentaremos dar cuenta de un concepto de cuerpo que, sin menoscabo del que tienen las ciencias biomédicas, dé oportunidad de pensar y contender, de otras maneras, con sus vicisitudes.