Con la tinta de mi propia sangre, amalgamada con lágrimas, risas, amargura y con fondo musical de carcajadas, escribí, en los muros de mi corazón, este libro cuyo argumento, basado en los ayeres, extraje de lo más profundo de mi masa encefálica, con el firme deseo de volver a vivir episodios que desde que nací hasta la fecha están sembrados en mi cerebro, pero nunca había osado hacerlos florecer, debido a que estaban en el pozo del pasado; sin embargo, gracias a la meditación y al esfuerzo para atravesar la barrera del tiempo, lo he logrado en efecto, estoy seguro de que todo ser humano tiene grabada la película de su existencia en el cerebro, pero jamás ha pensado volverla a vivir; es por eso que una noche, a sabiendas de que ningún ser humano lo ha intentado, me propuse obligar a la memoria a revivir, paso a paso, escenas pretéritas de nuestra existencia. Para esto cerré los ojos, me concentré y logré resucitarlas en la única forma que me agradaría: tal como si fuera un sueño.