La salud a nivel individual y público es un fenómeno complejo determinado por múltiples factores, entre los que destacan el desarrollo económico y social, los cambios demográficos, los avances tecnológicos y la globalización, entre otros. La afirmación de que el desarrollo económico es el factor más importante en la determinación del nivel de salud tiene fundamento, pues a medida que la población tiene el poder adquisitivo para resolver sus necesidades básicas, y los gobiernos la capacidad económica para beneficiar a sus ciudadanos con bienes y servicios de amplia cobertura que propician su bienestar, es indudable que las condiciones de vida y de salud mejoran; esto es lo deseable, pero condena a las poblaciones más marginadas a vivir en condiciones de extrema inequidad. De acuerdo con el Banco Mundial y la Organización Panamericana de la Salud, existen evidencias de una mejoría sustantiva en las condiciones de salud, relacionadas con el progreso técnico más que con el ingreso económico, en países con diferentes niveles de desarrollo. Desde esta perspectiva, la salud deja de ser un bien inalcanzable para quienes viven en condiciones de pobreza o de pobreza extrema, y se transforma en un derecho humano para el cual contribuyen los individuos, las familias, las colectividades, los países y la comunidad global en su conjunto.

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