El Sr. Martín disfruta de la tranquilidad. Le gusta tomar su café y leer el periódico en silencio, y por supuesto, echar su siesta en paz. Sí, el Sr. Martín ama el silencio más que cualquier otra cosa. Sus vecinos lo saben, pero se olvidan fácilmente. Tanto es así, que el ruido que hacen, le hace daño a los sensibles oídos de Sr. Martín. Un día, decide tomar el asunto en sus propias manos…

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