Agosto de 1943. Europa se desgarra. Tras la muerte de su padre en misteriosas circunstancias, el joven Simeón, a los seis años, se convierte en rey de los búlgaros. El trágico destino de un país y de un pueblo se encarnará en este niño-rey de trayectoria fuera de lo común. Cuando los comunistas fusilaron a parte de su familia, se vio obligado a marchar. Llega la hora del exilio: en septiembre de 1946, abandona Sofía rumbo a Estambul. Después vinieron Egipto, Alejandría y sus maravillas, y finalmente España, donde la familia real búlgara se instala con el objetivo de reconstruirse. Por un milagro de la Historia, Simeón, que nunca perdió la esperanza, puede regresar a su país cincuenta años después de abandonarlo. Es el aclamado regreso a Sofía de mayo de 1996, seguido de un compromiso político y de la victoria de su partido en las legislativas de 2001. Increíble noticia: ¡El rey destronado se convierte en primer ministro! Simeón de Bulgaria —en cuyo camino se han cruzado la reina Isabel, Franco, el Sah de Irán, Hassan II, Juan Carlos y muchos otros— ha atravesado el siglo haciendo Historia. Sus memorias, que también lo son de Europa y de sus tormentos, constituyen todo un hito.