Hubo alguna vez una ciencia, la catóptrica, que magos y artistas de tablado usaron para sus fantasmagorías. Juegos de reflejos con los que los mitos se espejaban, se proyectaban, se fundían. Paradoja pura con la que volvían a la vida sobre el escenario. Ilusionista de Edipo, Sergio Blanco consigue con esta obra el espejismo más logrado: lo que es y lo que no es al mismo tiempo. La belleza de una copia, la proyección, que impugna en su realidad al proyector. Catóptrica poética pura. Si el mito es una fruta tentadora que devoramos con su semilla, una mentira con una verdad adentro, -y somos así además de sus consumidores sus reproductores-, Tebas Land es su cultivo más fecundo. La perfecta finca Edipo.

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