EL drama humanitario de los desplazados, ya sean migrantes económicos o refugiados, nos interpela y pone en cuestión los valores que impulsaron en su momento la hoy Unión Europea. La reflexión sobre el hecho migratorio y cómo abordarlo sigue siendo un tema pendiente en nuestra sociedad. Pero hemos de ser conscientes de que uno de Los mayores retos que tenemos planteados como humanos es el de pasar de una cultura del recelo y el miedo ante lo desconocido a una cultura del encuentro y la acogida del otro, del diferente. Ello no ha de ser visto como un peligro para nuestra identidad, sino como una riqueza, pues las culturas son siempre fruto del mestizaje. Urge que repensemos nuestra forma de abordar y gestionar La diversidad y que actuemos con una ética de la responsabilidad que nos está exigiendo romper barreras de muchos tipos. Algo de todo esto hay en las páginas de este libro que, preguntándose por la situación de los desplazados que vivimos hoy, analiza sus causas, pasa luego a contemplar la situación desde la fe en Jesús, el Cristo, que ilumina Lo que estamos viviendo, y finalmente esboza un posible camino, desde la mirada del Señor Jesús, para ir transitando hacia una senda de fraternidad vivida en una Casa Común, nuestro mundo.