Al lado de algunos de los más bellos poemas de amor de nuestro tiempo, en Manuel Alegre encontramos a menudo profundas meditaciones sobre el sentido de la vida, del destino y de la muerte, la fragilidad y la precariedad de la existencia, las vivencias dramáticas del exilio y de la nostalgia, la emigración intelectual en la línea de la Lusitania del Barrio Latino de António Nobre. Pero no olvidemos también los poemas en que la caza y / o la pesca son tantas otras metáforas de la realización del trabajo poético y de la búsqueda del lugar para la palabra poética en su entramado con la vida y la naturaleza. En sus prosódias de sutiles variaciones rítmicas y rimáticas, de vasto aliento o de delicada inspiración, recordaré, muy rápidamente, las inflexiones dramáticas que Manuel Alegre recupera de la gran poesía griega de Homero a Kavafis, las inflexiones épicas y líricas que permiten la recuperación de muchos acentos realmente Camonian en su poesía el amor, las sabrosas combinaciones de cultivar la poesía popular y poesía que encontramos en redondeles de muchas de sus baladas.