La doctrina de Buda surgió hace 25 siglos. Su concepción de la existencia no satisface, tal vez, al hombre occidental moderno, ya sea porque este ha sido educado en la creencia de un alma inmortal, ya sea porque ha ido perdiendo el sentido de lo trascendente. Con todo, nadie podría negar la importancia del Budismo. Ante la realidad contingente, través de su propio esfuerzo personal hecho de desapego o desprendimiento insustancial, transitoria y dolorosa, Buda propuso un Absoluto impersonal y negativo, que el hombre puede alcanzar de las emociones humanas, lejos de cualquier idea de gracia divina o de ritos y ceremonias propios de otras religiones basadas en la idea de la existencia de un dios.

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