Los relatos de Una enfermedad moral giran en torno a la posibilidad de la aventura entendida como experiencia interior. Nada tan intenso como ese trance en el que, como en una epifanía, nos comprendemos a nosotros mismos. En ocasiones, la historia terminará cuando alguien alcanza la belleza de ese hallazgo, pero en otras será justamente el hallazgo lo que desencadene la narración. Los personajes de estos relatos padecen todos una enfermedad moral, viven cierta extraña detención del tiempo, y en ese doloroso instante se vuelven a sus semejantes para preguntarles: ¿es o no correcto que yo sea como soy?

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