Verano en Red Hook, un barrio obrero que reinventan los desterrados de Manhattan entre maltrechos bloques de viviendas sociales, un rincón de Brooklyn que se asoma a la bahía en el lugar donde vierte sus aguas el East River. Hastiadas de sí mismas, las quinceañeras June y Val necesitan algo extraordinario que las libere de la apatía, un antídoto contra la larga indolencia estival. Nada de chicos previsibles o reglamentarias borracheras; quieren un estímulo vagamente insensato, una pequeña locura: cogen una balsa de goma y se lanzan a ver el mundo desde el mar negro de Nueva York. Cuando cae la tarde y el perfil de los rascacielos empieza a desvanecerse, las dos muchachas desaparecen arrastradas por la corriente. Val reaparecerá herida y sin memoria entre los pilotes de un viejo muelle. June se ha sumergido en la noche.