El trabajo que el Instituto Estatal de las Mujeres de Tabasco realizó mediante una encuesta estatal a un total de 6,427 mujeres, da cuenta por vez primera de la situación de vulnerabilidad que guarda la población femenina por razones de género. Profundizar en el conocimiento de la realidad que afronta el grupo de población que funge como jefas de familia en Tabasco, permitirá la identificación de nuevos modelos y estrategias para hacer frente a los problemas que dicha condición les determina. La sociedad en su conjunto se está transformando y con ello el modelo tradicional de familia nuclear se diversifica. Cada vez es mayor el número de familias en que la mujer desempeña el papel de proveedora. Las razones son tan diversas como las relaciones al interior de las familias: madres separadas que asumen la tutela de las hijas e hijos; madres que decidieron procrear sin la compañía de una pareja; madres que asumen la responsabilidad de una familia al morir el padre y otras muchas formas inclusivas de organización familiar. En Tabasco, los hogares con jefa mujer van en aumento: el censo de 2010 reconoce un total de 138,000 hogares (Inegi, 2010). Mujeres que han roto los estereotipos, mujeres que desafían su papel tradicional limitado al ámbito privado, mujeres que salen a las calles a buscar el sustento de su familia, mujeres que se organizan para ser trabajadoras y sostén de sus hogares. Estas nuevas realidades en la dinámica social de las familias devienen en nuevos problemas sociales que, por supuesto, requieren de la profundización de los conocimientos acerca de este sector poblacional del que poco se sabe en nuestro estado. Estudios serios, como el que presenta el Instituto Estatal de las Mujeres de Tabasco, nos coloca ante la necesidad de hacer políticas sociales que se traduzcan en respuestas ante los nuevos desafíos, pero que además promuevan un nuevo modelo de ciudadanía donde la inclusión y el reconocimiento hacia estos nuevos papeles protagónicos