Desde que en el año 2000 publicara El crepúsculo de la cultura americana, Morris Berman señaló con claridad lo que le parecía era una irreversible trayectoria de declive —en todos los sentidos— de lo que se conoce como el imperio estadounidense. A lo largo del tiempo transcurrido desde entonces, el señalamiento de dicho declive se ha convertido casi en un lugar común, simbolizado de manera estridente con la llegada de Donald Trump a la presidencia, con todo lo que ello ha implicado en cuanto a degradación del discurso y clima sociopolítico, no solo en Estados Unidos, sino con consecuencias para todo el mundo occidental.