Historias de miedo y algunos vampiros que no brillan
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Historias de miedo y algunos vampiros que no brillan

Cuando pensamos en historias de terror, es inevitable no mencionar clásicos universales como Drácula, Frankenstein, y otras Narraciones extraordinarias.

Sin embargo, en México y el resto de latinoamérica también tenemos historias donde se respira el miedo, abundan los fantasmas, apariciones y otros sucesos paranormales.

Incluso desde niños nos contaban leyendas como la de La Llorona, doncellas que se convierten en volcanes y, por supuesto, del viaje que hacen nuestros seres queridos del más allá para convivir con nosotros el Día de Muertos. Todas estas historias tradicionales y leyendas mexicanas están reunidas en La calaca que llora y la serpiente sueña.

Nosotros, como mexicanos, convivimos con la muerte todo el tiempo, tanto en sentidos literales como metafóricos; es parte de nuestra cultura. Como resultado de esta relación tenemos Pedro Páramo de Juan Rulfo, en el que un hijo busca a su padre para reclamar su lugar en el mundo. Excepto que el mundo que él encuentra es un paisaje desolado, lleno de miseria, pobreza y muerte. 

La historia de Aura de Carlos Fuentes, en cambio, nos traslada a un paisaje urbano. Aura es una joven misteriosa que vive en una casa en ruinas. El protagonista, un muchacho ingenuo, se enamora de ella y busca rescatarla de las garras de su tía, una anciana adinerada. Francisco Tario, por su parte, nos introduce a una serie de cuentos, Entre noches y fantasmas, donde sus narradores no son personas sino objetos, como un ataúd  o un traje gris que huye de la habitación de su humano y decide vivir la noche.

Aunque las historias mencionadas de Rulfo, Carlos Fuentes y Francisco Tario ya cumplieron más de medio siglo, seguimos sin encontrar un consenso sobre qué hay después de la muerte. Especulamos de acuerdo a nuestras propias creencias, como lo hace Fernando Iwasaki en Ajuar funerario. Difuntos, infantes y monstruos. Este libro es una recopilación de microrrelatos con finales tan inesperados como grotescos, como un niño que imagina que bajo las sábanas de su cama hay una cueva y ahora lleva años atrapados ahí dentro, o la aparición de una familia muerta en un elevador. Estas mini historias también han sido llevadas al cómic

Bernardo Esquinca, autor mexicano contemporáneo, también explora las historias de horror en Demonia. En las historias de Esquinca no hay monstruos cósmicos, pero sí asesinos de niños que rondan las calles del Centro Histórico y hombres convencidos de que tienen que matar a su primogénito por mandato divino. Son historias que causan espanto por lo terrenal que pueden llegar a ser. La locura y los arranques de odio resuenan en Cuentos de maldad (y uno que otro maldito), pues lo cotidiano, mezclado con el humor negro, dan paso a lo espeluznante, como la búsqueda de venganza después de toda una vida de abuso, o incluso el asesinato de una godín por robar una posición codiciada en la empresa.  

 

Cerramos esta ofrenda literaria de fantasmas, venganzas, exorcismos y almas en pena con una historia de vampiros. Pero no de vampiros guapos, ni de vampiros que brillan, que aunque son historias muy disfrutables, no son los vampiros del mexicano Jaime Alfonso Sandoval. Benjamín, el padre de Lina, duerme en un colchón ortopédico, trabaja de noche, y se pone nervioso cuando su mujer cocina con ajo. Un secreto familiar pronto se destapa en Mundo Umbrío. Las dos muertes cuando la madre de Lina es asesinada por cinco seres extraños y pálidos que buscaban a su padre.

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