Cornelio Tácito (55-120) y Tito Livio son los máximos exponentes de la historiografía latina. Historia y Anales son dos de las obras de Tácito que tratan sobre la historia de Roma. En esas páginas, el Imperio perdió mucho brillo como pueblo. Este autor vivió muy cerca del poder, y debido a ello advirtió que déspotas crueles y ensoberbecidos gobernaron Roma de manera bastante insatisfactoria. A Tácito se le ve como un desengañado, en oposición al idealista Tito Livio. En la presente, previa a Historias -la primera gran obra histórica-, Tácito inicia su relato partiendo del emperador Augusto. Anales está consagrada a los gobiernos de una serie de malos emperadores, crueles o incapaces, como Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón; contiene también discursos que buscan pintar el personaje. En ellos el historiador cala en los abismos del alma humana y medita acerca de los acontecimientos con hondo pesimismo. Tácito optó, siempre que le fue posible, por la documentación exacta y comprobada. A él, el poeta Racine lo describió como "el más grande pintor de la Antigüedad".

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