¿Adónde te escota. Amado, y me dejaste con gemido?", así comienza uno de los poemas más bellos (el Cantar de los cantares es otro) de la mística cristiana el Cántico espiritual. La hermosura del poema, el sublime erotismo de las imágenes que rebosan en cada una de sus líneas, es un testimonio de la radicalidad del ejercicio de amor que conduce a la amada esposa al deleite sobrenatural de la contemplación del Esposo Cristo. Respecto al Cántico espiritual se ha escrito abundante literatura, tanto en la tradición española como en la francesa; desde la perspectiva teológica y filosófica. No obstante, aún no hay ningún estudio fenomenológico que, sin dejar de lado la dimensión teológica de la doctrina de San Juan de la Cruz, haya logrado dilucidar a través de su interpretación el origen, la esencia, estructura y sentido último del proceso místico. La obra que el lector tiene entre sus manos no es sólo un comentario integral del Cántico espiritual, sistemático y riguroso, desde la perspectiva del amor ágape; ante todo, es un intento filosófico por responder a las preguntas ¿qué significa que Dios sea amor? ¿Cuál es el origen y el sentido último de la existencia? ¿Cómo se relacionan felicidad y experiencia mística? ¿Por qué afirma San Juan de la Cruz que la unión amorosa con el Esposo Cristo es el fin sobrenatural de todo hombre? ¿Cualquiera puede ser místico?