No es una paradoja menor de este principio de milenio que la sociedad de consumo no deje de ampliar su gama de inventos más útiles o menos útiles, destinados a unos pocos "faraones", mientras la inmensa mayoría permanece en condiciones tan precarias como aquellas en las que vivían hace seis milenios los esclavos de Egipto. Ésta es una de las muchas paradojas y frustraciones que en todo momento nos arrojan la calle y los programas de televisión, analizados aquí por Cristovam Buarque: la inconcebible disparidad entre el avance tecnológico y el atraso social en un principio de siglo omnisciente en lo técnico pero impotente en la solución de problemas sociales que se perpetúan. Confiando estar en el camino correcto, los hombres aceleraron la historia y atropellaron la ética. Para Cristovam Buarque, intelectual y político brasileño, de los más brillantes de su generación, es hora de que abandonemos la recta del progreso ilimitado y doblemos la esquina del camino ético, bajo pena de arriesgarnos a un desastre que echaría a perder todo lo bueno que hemos acumulado hasta aquí.