El 10 de Mayo de 1986, la vida de miles de familias obreras cambió abruptamente luego de que el gobierno federal declarara en quiebra a la fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, S.A, Con ello, los trabajadora del Elefante de Acero, símbolo del "progreso" industrial de la ciudad, quedaron desempleados en medio de una de las peores crisis económicas que ha enfrentado nuestro país. Pero la identidad obrera no desapareció con el cierre de la fábrica. Sus sólidas raíces, cultivadas de generación resistieron el duro golpe del desempleo y, sobre todo, el escarnio del que fueron objeto en los medios de comunicación. A 35 años de distancia, La Familia Acero, conformada por ex obreros y sus familias, atesora y preserva su memoria colectiva.