El siglo XIX se caracterizó por la gran variedad de luchas y movimientos políticos y sociales que tuvieron lugar no sólo en el territorio de lo que hoy comprende los Estados Unidos Mexicanos, sino también en América y en el mundo, en su mayoría provenientes de la expansión de las ideas emanadas de la revolución francesa, que en nuestro país culminaron en su independencia e, inevitablemente, repercutieron en la transformación, instauración y aplicación de diversas figuras y normas jurídicas en nuestro país, de las que se destacan en esta obra las relativas a la materia notarial. Es así que este libro expone cómo evolucionó el notariado en México, desde el Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano del 18 de diciembre de 1822 que dispuso que, en cuanto no se contraviniera con las disposiciones legales dictadas con motivo de la independencia, continuaría aplicándose la legislación positiva española, las Leyes de Indias y demás decretos, provisiones y cedulas reales  promulgadas durante la Colonia; hasta las dos únicas leyes en la materia que se promulgaron en el periodo de referencia: 1) La Ley Orgánica del Notariado y del Oficio de Escribano, por virtud de la cual se separó la legislación en materia notarial de la legislación en materia de administración de justicia, y que fue promulgada por Maximiliano de Habsburgo durante el Segundo Imperio, en diciembre de 1865, como producto de sus ideas liberales y legislativas europeas; y 2) la Ley Orgánica de Notarios y Actuarios del Distrito Federal del 29 de noviembre de 1867, puesta en vigor por Benito Juárez; pasando por algunas otras disposiciones legales que transformaron al antiguo escribano en los notarios del siglo XIX y regularon sus diversos elementos y requisitos para obtener y desempeñar el cargo. 

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