El espíritu de la Independencia fue romper con la estructura sociopolítica tradicional y crear un país de progreso y libertades tanto comerciales como políticas. Pero no se pudo trabajar en ese proyecto sino hasta 1867, cuando se restauró el sistema republicano. Altamirano fue uno de los actores políticos más sobresalientes de este momento en que se estaba definiendo el proyecto nacional. Dedicó su vida a luchar incansablemente por alcanzar ese sumo, aun teniendo todas las circunstancias en contra. Su vida y su obra muestran un periodo en que se imbrican elementos tradicionales y modernos. Este libro es un acercamiento a sus expectativas en la construcción nacional y las aportaciones que hizo a este proyecto, a la vez que explica algunas de sus posiciones con respecto de los asuntos nacionales.