La decisión de asociarse, de las personas mayores, responde a una necesidad vital; que lleva a comprender que la franja etaria que transitan, es la que "más cuidadosamente la sociedad ha descuidado" (...). Nuestra mirada disciplinar sobre estos espacios, nos insta a trabajar en el fortalecimiento de su condición de ciudadanos, en "...interiorizar el derecho a tener derechos", a que los sectores más vulnerables puedan apelar a estrategias y recursos hacia un real ejercicio de éstos, achicando la brecha entre ciudadanía como ideario y su ejercicio pleno. Apostamos a espacios posibilitadores de construcción de un sujeto viejo diferente, poniendo en tensión una imagen social de carga negativa (viejismo) y prácticas sociales / profesionales que permitan replantear y resignificar el lugar del viejo en la sociedad contemporánea.