El presente texto se inscribe en la discusión internacional respecto al desarrollo regional, en un marco de globalización, pero se apoya en la vertiente de los distritos industriales. En éstos, actividad industrial y territorio asumen una integración funcional y el éxito de determinada industria está relacionado con su asentamiento en un territorio dado, donde la red de relaciones sociales entre agentes económicos es el sustrato clave. Con su trabajo de investigación, Jessica Soto nos acerca a un debate teórico dominado por la heterodoxia, en el cual no hay una conceptualización única y ampliamente aceptada, como reflejo de visiones discontinuas, construidas a partir del tratamiento de realidades disímbolas que reflejan contextos particulares, diferencias en trayectorias y distintas formas de inserción en el capitalismo global. La literatura respecto a esta temática es ya muy numerosa, y en este libro se da un buen recuento de ella. En su tratamiento empírico, el libro se refiere a un área territorial del sur de Sinaloa especializada en la producción de muebles para el hogar que asume características de distrito industrial. La orientación productiva de la municipalidad de Concordia es larga, pero conserva formas artesanales. Debido a que el estudio se refiere específicamente a una región de características rurales, la atención de la autora está puesta en la relación que los actores sociales han establecido entre sí al haber asumido un patrón de especialización basado en la industria del mueble como una forma de vida. En tal sentido, las vías de abordaje no son puramente económicas, el acento está puesto en la comunidad como conjunto y no sólo en la industria como tal. La perspectiva de la autora abre derroteros en la investigación regional, especialmente en la región noroeste de México.