El fideicomiso es una operación mercantil que realizan desde 1962 las instituciones bancarias del país, y también desde 1993, con algunas limitaciones, la casa de bolsa, las instituciones de seguros y las instituciones de fianzas. Esta figura es incorporada por primera vez al sistema legal mexicano en la Ley Bancaria del 16 de enero de 1925, y en julio de 1926 en una ley especialmente denominada Ley de Bancos de Fideicomiso. El propósito del legislador de incorporar al marco jurídico mexicano esta figura del derecho anglosajón fue legalizar una institución jurídica para perfeccionar el sistema bancario mexicano. Desde la publicación de la Ley de Bancos de Fideicomiso hasta la fecha han transcurrido más de ochenta años. En este lapso, el fideicomiso ha sido frecuentemente utilizado en las más diversas operaciones financieras, económicas, mercantiles, gubernamentales, turísticas, industriales, empresariales e incluso familiares, lo que ha provocado cierta confusión en su manejo y aplicación. Sin embargo, la flexibilidad del fideicomiso ha permitido ampliar sustancialmente su campo de aplicación, como resultado de los diversos empleos que le han dado las instituciones de crédito, la casa de bolsa, las instituciones de seguros y las instituciones de fianzas. Las instituciones fiduciarias celebran anualmente miles de operaciones de esta naturaleza y sus patrimonios se calculan en billones de pesos.

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