La prevalencia de la enfermedad hepática a nivel mundial es cada vez mayor. En nuestro país representa la quinta causa de mortalidad en población general y la cuarta causa en la población económicamente activa, con un gasto en salud significativo para la atención de estos pacientes. Si bien la primera causa de enfermedad hepática es el consumo riesgoso de alcohol, en los últimos años el hígado graso por disfunción metabólica (asociado a síndrome metabólico) ha tomado mayor relevancia por el incremento de los casos, así como el daño dual que es la suma del consumo de alcohol y la disfunción metabólica. Otras causas menos frecuentes, pero no menos importantes, son la enfermedad autoinmunitaria, las hepatitis virales y las enfermedades por depósito. Una buena parte de estos enfermos tendrán una etapa avanzada catalogada como insuficiencia hepática crónica, con el desarrollo de diferentes complicaciones y mayor mortalidad. El avance en la tecnología para diagnosticar y clasificar mejor a estas enfermedades, así como el desarrollo de nuevas moléculas para su tratamiento, han hecho que la hepatología haya crecido en forma muy importante en los últimos años, con un mejor pronóstico en estos pacientes.

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