La imagen de una taza que cae al suelo y se rompe en pedazos sirve muy bien para describir la relación de un hijo y su padre. En este libro, el autor recoge las piezas rotas e intenta no solamente reconstruir una taza, sino su propia vida. Sus páginas son un viaje lleno de emociones fuertes, momentos dolorosos, decisiones complejas, vacíos, silencios, despedidas, errores y aprendizajes. El relato de esta experiencia de vida es una invitación a reflexionar, a que el lector se adentre en lo profundo de su ser, se conmueva y se conecte consigo mismo. Esta obra es un llamado a formar personas más amorosas a través de la relación de padres e hijos.