Las imágenes que documentan la represión infligida por los gobiernos de Libia y Siria a sus habitantes sedientos de democracia a raíz de la llamada "primavera árabe" de 2011, o el genocidio ocurrido en Ruanda y las guerras fratricidas estalladas en ex Yugoslavia durante la década de los noventas, han dado la vuelta al mundo. Con el adelantamiento de la tecnología que nos permite averiguar instantáneamente el acontecer de países geográficamente y a veces idiosincrásicamente distantes, la comisión de violaciones masivas a los derechos humanos reportada por los medios indigna a muchos. Es sobre este trasfondo que se plantea el concepto de intervención -o injerencia- humanitaria, definida como una acción armada emprendida por un Estado o una coalición para hacer que cesen las vejaciones ocasionadas a la población que se encuentra en el país objeto de esta medida. La obra que el lector tiene en sus manos estudia, a través de la teoría así como de la casuística, la evolución de la naturaleza de la intervención humanitaria, que se ubica en la encrucijada entre Derecho y moral, planteando para su legitimación la necesidad de una delicada ponderación entre tres pilares particularmente importantes del derecho internacional moderno: la soberanía de los Estados, la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, así como el respeto y protección de los derechos humanos.