Andrea y Sandra podrían ser cualquier par de mejores amigas: viven en el mismo barrio, pasen por el mismo parque, van a la escuela con las mismas (pocas) ganas y conocerán al mismo chico: Alan. Claro, ambas caerán enamoradas de él, pues no se parece a nadie a quien hayan conocido. Tiene una inteligencia privilegiada, pero, sobre todo, tiene apetito por aprender y enseñar todos los misterios que lo rodean. Andrea y Sandra no pelearán por un chico, pues él, más que buscar una novia, está buscando la sonrisa del universo.

Detalles