Esta obra nos presenta un enfoque fresco, novedoso y muy poco estudiado sobre la conquista de México-Tenochtitlan y de uno de sus personajes centrales: Hernán Cortés, uno de los protagonistas más polémicos de nuestra historia. Defendido por sus admiradores como el hombre que sentó las bases del México actual, inteligente, valeroso, astuto y conocedor del derecho; vilipendiado por otros corno mentiroso, ladrón, violador y asesino sangriento. Lo cierto es que ha pasado más de medio milenio y los historiadores y eruditos todavía no logran ponerse de acuerdo. Esa falta de coincidencia ha incidido en la visión que los mexicanos tenemos de nosotros mismos y ha impedido que la herida de la conquista cicatrice. Somos un pueblo mestizo, herencia de esa lucha que unos aborrecen y otros agradecen. Pero tenemos que aceptar el pasado, admitir lo positivo y lo negativo de nuestra historia y dar la vuelta a la página para aceptarnos como somos, vivir el presente y fraguar el porvenir. Una visión estrictamente jurídica de la conquista puede ayudarnos en esa tarea, porque el derecho, en última instancia, plasma unas reglas de conducta que todos estamos obligados a seguir. El autor, basado en los más serios estudios históricos, donde incluye ambas posturas: defensores y detractores de Cortés, analiza los actos jurídicamente relevantes en la conquista de México-Tenochtitlan, a la luz del derecho medieval, castellano y mexica. Con las leyes de la época en la mano, desmenuza una a una las principales acciones de los conquistadores, estudiando si estuvieron o no, ajustadas a esas normas. De ese análisis resulta un veredicto (en el sentido de decir la verdad), que no sentencia, pues un libro no es un tribunal. Cada lector podrá también, con el texto en mano, llegar a su propia conclusión.

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