La guerra de Independencia de Nueva España fue consecuencia de dos movimientos antagónicos: la reacción tradicionalista contra las innovaciones liberales de la península, por un lado, y la manifestación de la conmoción universal provocada por la Ilustración y la Revolución francesa, por el otro. Consciente de que cualquier interpretación unívoca sería reduccionista, Luis Villoro explica la revolución de Independencia a partir de las ideologías divergentes que la componen. Ofrece primero un amplio panorama de la situación económica y política de la Nueva España y después propone, desde la filosofía, un método interpretativo que complementa la labor del historiador: pasar de la mera acumulación de datos a la recuperación del sentido que adquieren en un contexto común. Convencido de que el pasado puede dar luz sobre el misterio de la condición humana, Villoro asegura que aquellos que lucharon por la emancipación de México ponían en riesgo mucho más que el dominio político o económico, arriesgaban su ser mismo.