El ron es la bebida espirituosa olvidada. Se trata de una bebida que ha impulsado el nacimiento de diversas naciones. Ayudó a crear el capitalismo, y con él el colonialismo, y todavía sigue ahí, en el centro del escenario, mientras el mundo avanza hacia la globalización. Las gentes dedicadas al ron han sido esclavos, piratas y contrabandistas, además de artistas, mezcladores y camareros. El ron fue la moneda de los esclavos; ha hecho ganar enormes fortunas a unos y ha ayudado a olvidar su miseria a otros. También daba a los marinos y a los soldados valor en la batalla; fue uno de los protagonistas de la Ley Seca y, en tiempos recientes, ocupó el centro de guerras comerciales internacionales. Asimismo, se ha convertido en un elemento básico de la identidad caribeña. No hay aguardiente que lo iguale. Y, sin embargo, pocos conocen la historia del ron (y todavía menos han gozado de la libertad para contarla). Por esa razón quería escribir este libro: por eso ¡y porque está buenísimo! (me refiero al ron, no al libro). La redacción de esta historia me ha hecho recorrer el Caribe y llegar hasta Sudamérica, además de visitar lugares más próximos a casa: Glasgow, Londres, Bristol y Amsterdam. He sentido felicidad, tristeza y rabia, y me ha llenado de esperanzas en el futuro de esta digna bebida. He saboreado cócteles en La Habana, me he desmelenado en la Guyana, he vivido el carnaval en Trinidad y he conocido a gente generosa y con talento que se ha pasado toda la vida creando algunas de las mejores bebidas espirituosas que existen. El resultado no es una guía con todas las destilerías o todos los rones del mundo. Sí aporta, o eso espero, una idea sobre la procedencia del ron, dónde se elabora, hacia dónde va y por qué tiene ese sabor.