Los trenes de este libro corren con su calma engalopada y son vida por llegar. Toma un compás e inventa el tren que no existe; encuentra el tren del tiempo escondido en los relojes; escucha el silbato de los trenes de juguete; deja atrás a los serios de atar con el tren de la risa; disfrázate de arcoíris con el tren de la lluvia; sorbe tus lagrimas y deja pasar al tren del llanto o, si prefieres, súbete al tren de los sueños, verás que ya no te querrás bajar.

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