La claridad de Adán Medellín para acercarse a la condición humana toca el balón en las páginas de Un juego abismal, relatos sobre esa transformación en la vida que pocas veces se comprende y que emana de una situación complicada, pero que se integra a nuestras historias personales y sobre las cuales poco podemos hacer más que contarlas. Es ahí donde los cuentos de adán encuentran un lugar seguro pues, después de la sufrible repetición del fracaso, los motivos para continuar son un ápice de esperanza, la promesa del crecimiento o la resignación a que después de la tormenta viene la calma.El futbol se da festín en la mitad de los relatos como esa eterna metáfora del vaivén de la existencia donde a veces se gana, se pierde o se tensa —sin dimensiones de ningún tipo— la realidad frente a un balón en el punto penal. Una representación más sensata —si bien una rueda de la fortuna lo ejemplifica— en donde Medellín hace un llamado a recordar la horizontalidad del dolor: ni arriba ni abajo, justo a un lado mío. Los viajes, las vocaciones y los pómulos rotos se suman a ese intricado juego obligatorio de no morir en el intento.Ganador de los certámenes Bellas Artes para cuento y ensayo, el autor retrata el lado más desconocido de la dinámica de violencia, aquella donde nos podemos llamar sobrevivientes. En estas páginas, las incógnitas se despejan o nos volvemos presa fácil de los remordimientos. La colección extra(e)ditados reúne a los mejores escritores jóvenes de distintas latitudes de México, que escriben para lectores jóvenes. Es una invitación a leer sin límite de tiempo en donde el desafío es pelear a la contra.