Saber que Dios es Padre es lo mejor que podemos saber de Dios, es un don por excelencia. El proyecto de Dios sobre la vida de cada hombre es perfecto y ambicioso como no podía dejar de ser. ¿Qué padre hay que no desee lo mejor para sus hijos? El autor nos presenta al Padre como figura eterna de amor y comprensión y a través de las páginas nos enseña a esperar de Dios como Padre lo mismo que se espera de un padre de carne y hueso, el mismo amor, y la misma cercanía. También nos muestra al Espíritu como fuente de energía y de inspiración; y a Jesús como el mejor camino para llegar al Padre.

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