Los relatos a la vista no pretenden iluminar ningún camino; son simples inquietudes sembradas por la realidad que a diario vivimos y que, por medio de la palabra escrita, buscan afanosamente voluntades para provocarlas, perturbarlas, alejarlas de la complacencia producida por postizas ilusiones. En estas narraciones no encontrarás el robusto entusiasmo del triunfador (porque en la sociedad en que vivimos, para triunfar hay que forjar la derrota del otro), aquí sólo hallarás un llamado a la reflexión, a la acción consciente, en otras palabras: son una invitación a seguir buscando la salida al callejón donde bregamos los inconformes.