Compartir:
Nosotros que, de nacimiento, conocemos todas las mentiras exóticas y la decepción de las vueltas al mundo (habiéndolo visto todo, en las muchas leguas de espacio de las obras maestras, con los ojos de nuestro espíritu y los ojos de nuestra cara), vamos, simplemente, al borde del Océano, donde no persiste más que una linea pálida y confusa, para mirar lo que hay más allá de nuestra habitual residencia, es decir, el infinito y nada. Stéphane Mallarmé